Utiliza un Sistema de recompensas
colócale objetivos diarios o semanales, a corto plazo, que merecen una recompensa
si son conseguidos (una calcomanía, un pequeño juguete…). Progresivamente se
puede ir aumentando el nivel de exigencia, consiguiendo que tu hijo se sienta
orgulloso y satisfecho de alcanzar sus objetivos. Así se consigue cambiar la
conducta y mejorar la autoestima.
Evita que tu hijo se aburra,
busca actividades alternativas que lo mantengan distraído. Así olvidará el mal
hábito de chuparse el dedo hasta que desaparezca definitivamente.
Terapia de la sustitución: si se
chupa el dedo porque tiene sueño o porque le cuesta conciliarlo, se puede
introducir la figura de un muñeco o peluche que le acompañe y sea su nuevo
compañero de juegos.
Muchas otras personas acuden a
poner sustancias amargas en el dedo, cintas, guantes, sin embargo, lo
interpretarán como un castigo, lo que aumentará su miedo y reforzará su
conducta (incluso chupándose el dedo de la otra mano).
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