La leche materna es, sin duda, el mejor alimento infantil que existe; es el más equilibrado y contiene todos los nutrientes necesarios para el correcto desarrollo del recién nacido. Pero, además, también tiene beneficios para su sistema inmunológico y su salud a largo plazo.
La lactancia materna también facilita:
- La respiración nasal del bebé.
- Ayuda a un correcto posicio-namiento de la lengua y a un buen desarrollo de la musculatura oral.
- Previene patrones de deglución anormales.
- Promueve una correcta forma del paladar.
- Aumenta la secreción salival, manteniéndose un PH adecuado en la cavidad bucal, lo que también contribuye a disminuir la incidencia a caries.
- Disminuye la infestación por Streptococos mutans y otros microorganismos, lo que contribuye a la disminución del índice de caries dentales.
- Incrementa la resistencia del esmalte y demás tejidos duros del diente, por la mejor absorción de calcio y flúor, gracias a las características de las grasas en la leche materna.
- Al lactar de forma exclusiva y no usar el biberón, aún después de los 4 ó 6 meses, están ausentes las caries de biberón propiciadas por la leche azucarada y otros alimentos endulzados ingeridos por esa vía.
- La estabilidad psicológica del niño proporcionada por la lactancia natural contribuye a disminuir la prevalencia de hábitos bucales incorrectos que provocan serias maloclusiones que afectan la estética y función bucofacial.
- Los elementos inmunológicos adquiridos durante la lactancia evitan estados alérgicos e infecciones respiratorias que generalmente provocan respiración bucal y anomalías dentofaciales.
La mayoría de odontopediatras coincidimos en la gran importancia de la
lactancia materna durante los primeros seis meses para el correcto desarrollo
de la respiración, de la boca, de la oclusión (mordida) y de la deglución
(tragar los alimentos) durante la infancia.
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